domingo, 27 de septiembre de 2015

CONCIENCIA

Publicado en El Diario de la Región, de Resistencia, Chaco, el sábado 29 de septiembre de 2012

27 de Septiembre
Un Nunca Más para el ambiente


Clara Riveros Sosa

Existen muchas conmemoraciones públicas marcadas con rojo en el calendario, unas firmemente arraigadas en él, otras circunstanciales y otras más que, aunque no merezcan un feriado, son recordadas por diferentes medios. Y quedan algunas que parecieran tener tan poca relevancia que pasan prácticamente ignoradas y sólo se ocupan de ellas algunos sectores. En ocasiones, el olvido en que transcurren no guarda relación con su trascendencia real.
El comentario viene a cuento porque el jueves pasado ­27 de septiembre­ fue el Día Nacional de la Conciencia Ambiental que se estableciera por ley para recordar a las siete personas que en esa jornada de 1993 fallecieran como consecuencia de un escape de gas cianhídrico en la ciudad de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires. Murieron instantáneamente los cuatro integrantes de una familia y las tres personas que acudieron a socorrerlas (médica, enfermero y camillero) a raíz de que dos industrias cercanas vertieran, de manera clandestina y casi simultáneamente, una arsénico y la otra ácido sulfúrico, a los conductos comunes y que las emanaciones tóxicas desencadenadas (un verdadero cóctel mortal) salieran por tal vía al interior de un hogar.
Este hecho tan trágico y doloroso continuó impune porque durante años no se identificó debidamente a los criminales ni se tomaron las medidas correspondientes. Cuando finalmente se los procesó (a transportista y empresarios) fue por contaminación seguida de muerte. Un importantísimo punto de partida ya que se aplicó por primera vez la Ley 24.051 de Residuos Vale la pena recordar y comentar lo ocurrido en esa ocasión porque resultó un ejemplo –el peor ejemplo y siempre repetido­ del modo en que se desarrollan los desastres ambientales particularmente en nuestro país.
Muy anteriormente a los hechos los respectivos vecinos de la familia desaparecida y de una de las instalaciones donde se produjo el derrame intencional, ya habían radicado denuncias a las que ningún organismo oficial les dio curso. Los luego procesados no contaban con habilitación para trabajar con sustancias peligrosas y otro depósito que poseía uno de ellos ya había sido clausurado por causa parecida, en tanto la municipalidad le había permitido –reacondicionamiento mediante- seguir operando, aunque nunca constató que la remediación se cumpliera.

De una publicación de la época tomamos otro ingrediente: “...los abogados que representan a familiares de las víctimas rescatan la labor del juez Roberts [el juez que investigó], en un tema complejo y teniendo escasos recursos materiales y técnicos. El primer día, una petrolera tuvo que prestarle un técnico y los elementos, porque no había bomba para llegar a las cloacas, y no se sabía si el juez no se iba a morir en el intento” (¡!).
Entre objeciones de las pruebas (por parte de los imputados), chicanas, apelaciones, declaraciones de incompetencia y sobreseimientos, la causa fue y volvió pasando por distintas instancias hasta terminar prescribiendo. Se habían realizado 108 procedimientos químicos y biológicos pero un fallo consideró “...que no había contrapruebas en las tomas de pruebas de líquidos, o que eran de dudosa calidad técnica".
Cabe señalar que, además, resultaron demandadas Aguas Argentinas por presunta falta de limpieza de cloacas; la Municipalidad de Avellaneda por ausencia de control de las actividades industriales y desatención a las denuncias de los vecinos; la Dirección de Medio Ambiente bonaerense y la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Nación por no ejercer el poder de policía que les compete.
La cuestión continuó con muchos otros avatares y por tanto tiempo que quien esto escribe le perdió la pista, pero creemos que alcanza y sobra como muestra de un estado de cosas que persiste y con terribles consecuencias.
Como podemos apreciar no basta con que se haya instituido un Día especial para tomar conciencia, sino que es absolutamente necesario que efectivamente se la inculque: no hay ideología implícita en este propósito, simplemente nos va la vida en ello.
No podemos distraernos del hecho de que las víctimas de los delitos ambientales que quedan registradas como tales configuran una ínfima minoría. En su inmensa mayoría no se pueden establecer fehacientemente las relaciones causa­efecto, o bien los efectos nocivos se producen a largo plazo. En muchos casos las víctimas ni siquiera son conscientes de que estuvieron expuestas a lo que fue la causa de sus males. En otros, las víctimas todavía no han nacido o aun no fueron gestadas, como cuando alguno de sus futuros padres (o ambos) tiene alterado su ADN, sin saberlo, por haber tenido contacto con alguna sustancia teratogénica, lo que significa que produce anomalías y deformaciones en la descendencia. Al respecto, en nuestro medio se han difundido en charlas y presentaciones los trabajos del Dr. Horacio Lucero, bioquímico chaqueño, jefe del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional de Resistencia y del Dr. Di Maio pediatra de
Actualmente empiezan a cundir los juicios por contaminación, especialmente ante el escándalo de enfermedades y muertes debidas a las fumigaciones con agrotóxicos. Buen comienzo, apenas eso porque, aun siendo invasivas y funestas, no constituyen las únicas agresiones anti­ambientales que padecemos. La salvaje deforestación, el arrasamiento de los ecosistemas, la irreparable afectación de los cursos, espejos y reservorios de agua, la vertiginosa diminución de la biodiversidad con extinción de especies, el incremento del calentamiento global, el consumismo desenfrenado y los estilos de desarrollo totalmente insustentables (aunque se pinten de sustentables), todo va implicado en un ataque al mundo en que vivimos y, por lo tanto, a nosotros mismos que somos sus huéspedes.
Tener conciencia ambiental no consiste solamente en efectuar denuncias y reclamos cuando nos sentimos directamente perjudicados sino en conocer el ambiente en que vivimos, en saber reconocerlo en sus características propias, en ser capaces de interpretar las señales que emite y que solemos pasar por alto, en aprender su historia. Pero también y esencialmente en rever nuestras actitudes y en decidirnos a actuar con conocimiento, respeto y profundo compromiso hacia el lugar de la Tierra en que nos encontramos (y a toda ella) y hacia nuestros semejantes presentes y futuros.
A no esperar entonces que las cosas simplemente sucedan y, por el contrario, a ejercer ya la capacidad –típicamente humana­ de diagnosticar y prevenir. En conexión con el mundo pero obrando en nuestro sitio ¿Recuerdan el axioma ambiental “pensar globalmente, actuar localmente?
Eso mismo. La cultura ambiental es una cultura comunitaria. Conciencia ambiental es solidaridad, respeto de la diversidad y búsqueda de justicia, libertad y equidad. Y nada menos.

domingo, 20 de septiembre de 2015

¿SE JUSTIFICA OCUPAR UN PARQUE PÚBLICO?

Compartimos esta nota de prensa de la Mesa Ambiental del Chaco, en alusión a la intervención del Parque Caraguatá


El ambientalismo presenta, en sus muy diversos matices, movimientos en defensa del ambiente con mayor o menor relación con otras problemáticas sociales, económicas y políticas. El ambiente, no sólo se circunscribe a los espacios naturales, sino a todo lo que configura lo natural y construido, lo vivo y no vivo, lo antrópico y la biodiversidad en su conjunto, lo abstracto y lo concreto.
En general a los ambientalistas se los contextualiza desde el punto de vista del activismo en defensa de lo meramente natural, cuando en realidad es al revés: las interacciones humanas desmedidas con el ambiente, provocan desequilibrios que deben ser analizados para evitar mayores perjuicios socio-ambientales. Vale decir: los ambientalistas, también defendemos el bienestar social, y eso se logra respetando las leyes de la naturaleza, de quien no escapa absolutamente nadie.
Respecto de esto, analizamos con preocupación las decisiones que llevan adelante las políticas públicas de intervención en espacios naturales que forman parte de los bienes públicos a los que tenemos derecho de acceso y que, sin mediar consulta ni estudio de impacto ambiental alguno, son intervenidos en forma irreversible por  - como dijimos – decisiones unilaterales de los gobiernos de turno, que inexorablemente dejarán el mandato, y nos dejarán también el perjuicio en forma permanente.
Nos referimos específicamente a la decisión del actual gobierno provincial de urbanizar el Parque Caraguatá, que fue creado en la década de los 90 precisamente con la finalidad de ser un espacio de aprovechamiento natural y educativo, abierto a todos los ciudadanos, y que si bien sufrió de abandono en su mantenimiento, es hora urgente de reconsiderar su verdadero valor como bien público, natural y cultural.
El parque Caraguatá ha mutado desde su inauguración, pasando por varios proyectos de uso que nunca llegaron a concretarse.
Retrotrayéndonos al año 2013,  se planificó instalar en este predio, la “Ciudad Cívica”, que nuclearía las actividades de los tres poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Más tarde, hace precisamente tres meses, la Cámara de Diputados sancionó la ley 7.591, por la que se realiza la transferencia de parte de este predio al Municipio capitalino, con el fin de ser intervenido como cementerio. Finalmente, los últimos anuncios desde el gobierno, fueron los de destinar estos espacios, para la ejecución de “soluciones habitacionales”, en virtud de la falta de territorio para ese propósito.
Nos preguntamos seriamente si estas soluciones habitacionales realmente lo serán, teniendo en cuenta que esta zona sería aquella que ante la posibilidad de urbanización, deben realizarse primero obras de drenaje urbano, porque está calificada como inundable ante la presencia de precipitaciones, determinándose como zona de restricción severa temporaria, o sea, quiénes construyan viviendas en ese predio, (Municipios, IPDUV, empresas, etc.), ya saben y queda documentado por la resolución 121/14 de la APA, que si construyen bajo ese riesgo, se inundarán/anegarán por lluvias. Vale decir, lo hacen a riesgo del propietario.
Más allá de estos riesgos de exponer a la población a perjuicios que saldrán muy caros, no se han tenido en cuenta los impactos que estos emprendimientos tendrán a nivel urbanístico y natural. Nos preguntamos seriamente si es viable para el ciudadano superar el difícil problema de la circulación para trasladarse al centro de la ciudad, recargando la ruta y las escasas avenidas, con el agravante de que se estarán afectando corredores productivos como el de la Ruta nº 16 con tránsito de cargas de carácter internacional, más el consiguiente incremento de la vigente epidemia de letales incidentes de tránsito.
Respecto de la cuestión conservacionista: ¿Se justifica ocupar un parque público? Quizás lo más desacertado de esta iniciativa sea precisamente eso: la ocupación de un Parque público, con todas las condiciones para ser declarada Reserva Natural Urbana, algo que muchas megalópolis a nivel mundial priorizan a la hora de planificar las urbanizaciones en consonancia con la calidad de vida, precisamente, por los múltiples servicios ecosistémicos que ofrecen a las poblaciones. Pues esta visto que  nos encontramos en un marcado retroceso respecto de esto, por cuanto seguimos asistiendo a intervenciones sin una línea consecutiva, sin planificación, sin participación social ni consulta,  y con muchísima improvisación, en la mayoría de los casos, irresponsable, por parte de los tomadores de decisiones que ven en estos espacios sólo el valor inmobiliario que nada tiene que ver con los bienes comunes y el bienestar social. Los parques no son espacios vacíos, son equipamientos urbanos indispensables como espacios de esparcimiento y descanso, para el desarrollo de actividades físicas y culturales al aire libre, para el encuentro y la socialización, para el estudio científico y también indispensables por ser los grandes pulmones de las ciudades, mitigadores de inundaciones por lluvias, amortiguadores para los microclimas que inciden sobre una ciudad con cada vez más cemento y menos árboles. Usualmente, los parques, reservas naturales, plazas, y demás áreas verdes de las ciudades constituyen los únicos espacios libres y gratuitos para los ciudadanos
·         Además de eso, la importancia de este espacio verde (hasta ahora público) radica en la gran biodiversidad que contiene, en la cobertura vegetal y en los ambientes que posee, que representan al Chaco Húmedo, este predio natural es el más extenso con que cuenta la ciudad de Resistencia (77 Has). Pertenece al Sitio Ramsar “Humedales Chaco”, declarado como tal en 2004. Alberga ambientes como las sabanas y sabanas mixtas con palmeras (47,7 % de la superficie total), bosque nativo (31,8%), cañadas y pajonales (9,2 %), acompañados por cuerpos de agua (1,8 %), y suelo desnudo, caminos o suelo intervenido (9,4 %). Dentro de estos ambientes se incluyen especies vegetales representativas como nuestro quebracho colorado; algarrobo, espinillo, palmera caranday, etc. Y sólo por mencionar a las aves como parte de la fauna en su conjunto, se reconocen en el parque a más de 100 especies (equivalentes al 30 % de la avifauna de la provincia) censadas sólo durante el invierno; sin mencionar las aves que la pueblan en las demás estaciones, más todas las otras especies habitantes (mamíferos, reptiles, artrópodos). Por estar este parque ubicado dentro de los denominados Humedales Chaco, la normativa Ramsar establece que se deben proteger estos lugares debido a la gran importancia ecológica y biológica que tienen, porque además de ser lugares que albergan gran diversidad biológica, son sitios que sirven de refugio para aves migratorias, que aprovechan estas épocas para hacer paradas temporales Lamentablemente, además de las acciones directas que se han realizado para drenar y "recuperar" humedales, estos están sujetos al deterioro tanto por las obras que se desarrollan en los ecosistemas acuáticos que provocan modificaciones en el ambiente, como represas y canalizaciones, como por actividades que se realizan en zonas terrestres cercanas a los humedales, ya sea por extracción de agua o por adición de nutrientes, contaminantes o sedimentos.
Así es que decimos, que necesitamos un proyecto integral que por su coherencia y sus criterios sociales tenga la fuerza de aquellos tras los cuales se encaminan los esfuerzos colectivos y que cuando se concretan son obra de todos, no sólo de los distintos gobiernos, que borran lo hecho para volver a empezar, sin una continuidad racional, sin un compromiso y un gesto político que sostenga este capital a futuro, educando en nociones elementales de convivencia, de respeto al territorio, al patrimonio natural y cultural y al espacio público
Si analizando los aspectos señalados, la iniciativa aparece cuestionable en sus fundamentos, la manera de gestionarla resulta más cuestionable aún. No es admisible licitar una obra que implicará los impactos expuestos, sin haber sido avalado previamente su proyecto por los distintos colectivos profesionales y el conjunto de la ciudadanía. En la provincia del Chaco, la Ley 4654/99 deja entender en su art. 3 que la convocatoria a audiencias públicas es facultativa del Ejecutivo, la Legislatura o los municipios que adhieran a la citada norma. Sin embargo, no puede sino entenderse que los derechos de los ciudadanos y sus formas de protección y aplicación tienen como sustento de base, principios y normas constitucionales que son operativas por sí mismas y las tornan obligatorias. Las normas están, y escuchar la opinión de los ciudadanos, es lo que indican.
El Gobierno tiene la oportunidad de enseñar con el ejemplo, de sumar a todos los interlocutores que faltan: los municipios, los colectivos profesionales, los colectivos sociales, sus propios funcionarios, etc. Soslayar la importancia del consenso y la participación ciudadana en intervenciones de bienes que son públicos, es limitar desde su propio origen el alcance de la propuesta, y el verdadero valor de la democracia.


“… Los movimientos vecinales y ecologistas siguen manteniendo duras luchas contra las administraciones para la defensa de los espacios verdes públicos urbanos, para la preservación del paisaje y el respeto de los usos para los que fueron creados, para la conservación del patrimonio arquitectónico, paisajístico y artístico, en oposición a los proyectos y leyes que  enajenan los espacios públicos, que los desnaturalizan para la explotación comercial privada…”(Manifiesto de la 38º Asamblea Anual de la Red Nacional de Acción Ecologista)

Firman:
* Nora B. Giménez, abogada, por Conciencia Solidaria, organización interprovincial.
* Eugenio y Eugenio Ernesto Rolón, Lics. En Gestión Ambiental, por la Fundación
      Casco Histórico Barranqueras.
       * Clara Riveros Sosa, Toribio Navarro y Prof. Mario Ramírez por la Biblioteca Popular  
            Bernardino Rivadavia.
        * Rolando Núñez, abogado, Coordinador del Centro de Estudios Nelson Mandela.
        * Ricardo Morel y Mario Villafañe por la CTA Autónoma.
        * Carina Alejandra Suárez
        * Rodolfo Acosta, Ing. Agónomo.
        * Nélida Isabel Peña

        * María del Carmen Peón

viernes, 11 de septiembre de 2015

El Parque Caraguatá: un valioso espacio verde con potencial de reserva natural urbana que se nos diluye entre las manos.

Desde hace algunos años venimos siendo testigos del “tironeo”, casi a modo de botín de guerra, del que es víctima el espacio verde público más extenso con que cuenta la ciudad de Resistencia, y en conjunto el Área Metropolitana de Resistencia –un continuo urbano que reúne además a las localidades de Vilelas, Barranqueras, y Fontana-. Nos referimos al  Parque (en los últimos días llamado “ex Parque”) Caraguatá. 

Con el correr de los años, y desde su creación en octubre de 2001, este espacio pasó “de mano en mano”, de administración en administración, que incluyen la municipal, la provincial y la ejercida, por poco tiempo, por el Instituto de Seguridad Social y Seguros y Préstamos de la Provincia del Chaco (INSSEP); para finalmente depender, nuevamente, del Municipio. Sobre el Parque Caraguatá, además, se han proyectado todo tipo de planes que, en todos los casos, lo desafectaban –y desafectan- de la función con la que fue creado inicialmente. Hacia julio de 2013 se pensaba al Parque como sede de los tres poderes del Estado Provincial a través de la construcción de la Ciudad Cívica, la que ocuparía 12 de sus 77 hectáreas. Los planes cambiaron en mayo de este año, cuando en distintos titulares de publicaciones periódicas nos enterábamos que al Caraguatá trasladarían el cementerio de la ciudad. Aun más alarmantes fueron las noticias difundidas durante los últimos dos meses, acerca del proyecto que prevé la “urbanización” de este espacio verde, mediante la ejecución de un “ambicioso plan de viviendas”.


Los espacios verdes públicos y en general, las áreas verdes urbanas, cumplen un rol fundamental en el paisaje urbano porque permiten la introducción o persistencia de lo natural, pero también son claves para el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes ya que cumplen una serie de funciones de singular importancia para los mismos. Usualmente, los parques, reservas naturales, plazas, arbolado público, jardines y demás áreas verdes de las ciudades constituyen los únicos espacios libres y gratuitos para los ciudadanos.

En la actualidad, en la planificación y desarrollo de las ciudades se identifica una deficiencia no sólo en la cantidad sino también calidad y conectividad de los espacios verdes urbanos y entre éstos y su entorno natural próximo, lo que limita el cumplimiento adecuado de sus funciones en términos ecológicos, ambientales y recreativos.

El Parque Caraguatá es un valioso espacio verde que se nos diluye entre las manos, tan necesario, de acuerdo a su localización, situación y a las funciones que cumple, en un contexto de déficit y degradación de las áreas verdes urbanas, en general, y de los espacios verdes públicos, en particular.


La situación de los espacios verdes en la ciudad de Resistencia: verdes no tan verdes y el problema de la accesibilidad


De acuerdo a los datos suministrados por la Dirección de Catastro de la Municipalidad de Resistencia, los espacios verdes en la ciudad alcanzan un número de 719 (a 2013), los que de manera conjunta abarcan 2.953.028 m2. Al dividir esta cifra por la cantidad de habitantes, obtenemos el índice de área verde (IAV) que, para el aglomerado urbano sería de 10,15 m2 por habitante (a 2010 la ciudad de Resistencia contaba con 290.723 habitantes). Esto nos indica que existiría una adecuación a los estándares internacionales que recomiendan como aceptable el mínimo de 10 m2/hab. Pero este indicador (IAV), aunque da una visión general, al no estar corregido según categorías como escala, estado y distribución, y tampoco al considerar la población servida dentro del radio de influencia de los mismos, no alcanza a ser suficiente para describir una situación respecto al tema.
Los 719 espacios verdes de la ciudad adquieren una distribución irregular en la trama urbana, y mientras existen barrios que en apariencia dispondrían de un número y superficie adecuadas de espacios verdes, otros presentan escasez o inexistencia, advirtiéndose así que, en muchos casos la oferta no se equipararía con la demanda si se tiene en cuenta la cantidad de población que se asienta en cada sector. Claro ejemplo de esto último son los barrios del norte, este y extremo sur de la ciudad.

No todos los espacios verdes son “útiles”

En la ciudad no todos los espacios verdes son útiles. Es decir que no todos ellos poseen características que definirían sus funciones tanto sociales como ecológicas. Los espacios verdes útiles son definidos como aquellos que por su forma, dimensiones, área, función de permanencia y facilidad de acceso pueden o podrían ser utilizadas, dado un manejo determinado. Es decir que cumplen estándares mínimos de superficie y forma asegurando un espacio adecuado para el desarrollo de actividades básicas de interacción social, recreación y contacto con la naturaleza. Se tienen en cuenta aquí también además de los atributos mencionados, la situación actual de los espacios verdes respecto a estados de uso u ocupación.

La mitad de los 719 espacios verdes (357) son parterres, por lo que según los criterios de tamaño, forma y función de permanencia en la ciudad de Resistencia existen solo 64 espacios verdes útiles (49 de escala barrial, inferior a 1,5 ha, 9 de escala urbana –entre 1,5 y 15 has-, y 4 de escala metropolitana –de más de 15 has). En la ciudad contábamos con un parque urbano a 2013, al que se le agregó el Parque de la Juventud y la Democracia inaugurado el corriente año, con lo cual sumamos 5 parques y 9 plazas. Los demás espacios verdes públicos son agrupados en otras categorías.

Pero si a la “ecuación” de tamaño, forma y función que definirían a un “espacio verde útil” le agregáramos la “variable” estado, este número se reduciría a 19 (sólo 19 de ellos se encuentran en uso pleno de sus funciones), dado que el resto está afectado por la condición de “baldíos” o “ocupados”, lo cual dificulta claramente el acceso a la población, sin olvidar que en gran porcentaje de éstos predomina el cemento y no el “verde”, adjetivo calificativo al que hace referencia su nombre.
Ante la situación descrita, la existencia y conservación del Parque Caraguatá como tal es de suma importancia para la ciudad, y por extensión para sus habitantes. Pero los rasgos generales del problema a nivel urbano no es el único argumento que sostiene esta afirmación. El Parque Caraguatá, es valioso en sí mismo.

¿Por qué es importante – y por qué nos importa- el Parque Caraguatá?

Características generales del Parque Caraguatá:

El espacio verde (hasta ahora) público, es el más extenso con que cuenta la ciudad de Resistencia, en el conjunto el Área Metropolitana del Gran Resistencia. Se ubica en el norte de la ciudad, corresponde a la circunscripción II, chacra 20, parcela 1. Se encuentra dentro del marco de la Ruta Nacional Nº 11, la Ruta Nicolás Avellaneda y la Defensa Norte. El sitio en que se inserta pertenece a la cuenca del Riacho Ojeda cuya pendiente se orienta hacia el sur, para volcar sus aguas al Río Negro. (Administración Provincial del Agua –APA-) Pertenece al Sitio Ramsar “Humedales Chaco”, declarado como tal en 2004 y se encuentra próximo al Área de Importancia para la conservación de las Aves (AICA) “Valle de inundación del río Paraná y Paraguay”.

La importancia de este espacio verde radica en su extensión, en la gran biodiversidad que alberga, en la cobertura vegetal y en los ambientes que posee, representantes de las formaciones típicas del Chaco Oriental. La importancia de su conservación se vincula con sus características intrínsecas y con las funciones de toda índole derivadas de éstas (ecológicas, sociales, educativas, económicas).

¿Cómo se compone el Parque Caraguatá?

Las 77 hectáreas que conforman el Parque Caraguatá albergan diversos ambientes, propios del Distrito Fitogeográfico del Chaco Oriental o Chaco Húmedo (Morello y Adamoli. 1974). Aquí el bosque nativo alcanza a cubrir un 31,8% de la superficie total, cañadas y pajonales se distribuyen sobre un 9,2 %, cuerpos de agua abarcan 1,8 %, sabanas y sabanas mixtas con palmeras ocupan 47,7%, mientras que el suelo desnudo, caminos o suelo intervenido cubren el 9,4 %. Dentro de estos ambientes se incluyen especies vegetales representativas como quebracho colorado (emblemática para nuestra región), algarrobo, espinillo, palmera caranday (indicadora de áreas anegables), entre otras.

Sólo por mencionar a la aves como parte de la fauna en su conjunto, se reconocen en el parque a más de 100 especies (30 % de la avifauna de la provincia), de acuerdo a un relevamiento parcial llevado a cabo en los meses de otoño/invierno. Número que podría incrementarse si los registros continuaran en los meses de primavera/verano y, si se tienen en cuenta además los listados realizados por investigadores en sitios cercanos como La Leonesa y Colonia Benítez, al norte, y Puerto Vilelas y Colonia Tacuarí, al sur. 

Debido a todo lo expuesto hasta aquí resultan evidentes los argumentos, como así también visible el potencial que posee este espacio, para defender su conservación y proponer que el mismo sea declarado como Reserva Natural Urbana. 


Reservas Naturales Urbanas para el desarrollo sustentable:

En todo el mundo, con variedad de tamaños y riqueza natural, las reservas urbanas naturales cumplen objetivos ecológicos y sociales. Algunas de las ciudades más desarrolladas mantienen en su interior o en la periferia espacios verdes equivalentes, en algunos casos, a la tercera parte de su superficie. Inglaterra está a la cabeza de esta iniciativa ya que cuenta con más de 600 reservas locales que protegen cerca de 29.000 hectáreas de costas, lagunas, bosques añosos, praderas seminaturales adyacentes a las vías férreas y sitios de relleno que fueron recolonizados. En Berna, la capital de Suiza, se emplaza una reserva en medio de la ciudad. En el corazón del parque madrileño Casa de campo, la Sociedad Española de Ornitología administra una reserva con bosque mediterráneo que hoy resulta un singular centro educativo. En las afueras de Milán y vecina al pueblo de Cesano Maderno, administra la reserva Oasi Lipu de Cesano Maderno donde desarrolla diariamente actividades de educación ambiental con la colaboración directa del municipio local. Asimismo, ROMA NATURA, la agencia de ambiente de la capital italiana, administra unas 14 reservas naturales urbanas para mejorar la calidad de vida de los habitantes de una de las ciudades más importantes de Europa. (Aves Argentinas)

En nuestro país existen numerosas reservas naturales urbanas reconocidas: Otamendi, Ribera Norte, Vicente López, Costanera Sur, Punta Lara, Guillermo E. Hudson, Santa María, Isla Martín García, Santa Catalina, Pilar y Los Robles son algunos de los ejemplos. Nuestra vecina provincia de Corrientes ha avanzado con la creación de Reservas Naturales Urbanas en las localidades de Santo Tomé, Ituzaingó, Loreto, Mercedes y más recientemente avanzando en el mismo camino la capital provincial. Otras esperan ser creadas y numerosos centros urbanos todavía quedan espacios naturales valiosos por su buen estado de conservación o con potencial para regenerarlos

Entonces… ¿Por qué creemos que es importante conservar el Parque Caraguatá?

Considerando la situación de los espacios verdes en la ciudad y las características, funciones y el gran potencial que presenta el Parque Caraguatá, estamos convencidos de que este espacio constituye un recurso ecológico, social, turístico, recreativo, cultural y educativo muy valioso, por lo cual reuniría todas las condiciones necesarias para ser declarada como Reserva Natural Urbana, las que, en la ciudad de Resistencia, están ausentes. 
En un mundo cada vez más preocupado por el desarrollo sustentable, donde gran cantidad de países se encuentran en el proceso de entendimiento respecto al rol esencial de las áreas verdes y con la atención puesta en la creación y/fortalecimiento de una red ecológica urbana, nosotros asistimos a la posibilidad de perder una oportunidad para, en cambio, afrontar, probablemente en no muchos años más, las consecuencias de estas decisiones.
Resistencia tiene la potencial capacidad de ser una "ciudad verde”, es decir, a ser el tipo de ciudades que hoy son celebradas a nivel mundial por las distintas organizaciones internacionales y el concierto de Estados Soberanos, es hora de repensar, una vez más, el futuro que queremos. 



Inambú común (Nothura maculosa). A pesar de ser una persistente presa de caza, aún subsiste en el Caraguatá


Familias de monos carayá (Alouatta caraya) tambíen habitan el Parque Caraguatá.


Un ejemplar de burlisto castaño (Casiornis rufa). Una especie de ave buscada por los observadores de aves que visitan la región


Ejemplares de cuervillos cara pelada (Phimosus infuscatus), que pueden ser observados con facilidad en los pastizales y zonas anegadas del Parque Caraguatá


Ejemplar de pichato grande (Tolmomyias sulphurescens), típica de los estratos medios y altos de los bosques y selvas del norte.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Próximo Encuentro de los COA del NEA

Que mejor forma de arrancar el mes de las aves que en un encuentro con personas que comparten la misma pasión. Ya se empieza a sentir el ENCUENTRO DE LOS COA DEL NEA