COA GUAICURÚ RESISTENCIA: enero 2016

Pasó mucho tiempo sin que visitáramos nuevamente el que quizás sea el mejor espacio natural próximo a Resistencia y que se extiende dentro de su ejido. No habíamos regresado antes porque nos dolía la posibilidad de ver lesionada su rica biodiversidad, arrasada, presionada y perturbada por el accionar de las máquinas introducidas inconsulta y tercamente por un gobierno cegado por el brillo de los negocios inmobiliarios. Nuestro interés genuino y claro por ese hermoso retazo de naturaleza chaqueña pudo más y decidimos volver, cosa que hicimos el pasado domingo 17.

Para nuestra sorpresa, y a pesar de los constantes movimientos que hubo en el Caraguatá en los meses previos a las elecciones coincidentes de intendente de la ciudad y de gobernador de la provincia del Chaco, pareciera que el parque cayó otra vez en el olvido, ya que ninguna autoridad ha aparecido luego de las elecciones. Hubo, eso sí, un intento de lavado de cara, limitado a pintar de azul los techos de las construcciones del parque que, por debajo, siguen tan abandonadas como siempre.

Pareciera que la naturaleza viene ganando la carrera por imponer su majestuosidad en el lugar apoderándose de las estructuras y haciendo notar su poderío (foto 1). Hasta allí la naturaleza prospera a su arbitrio viéndose favorecida por el abandono, pero le juega en contra la total ausencia de control sobre el área, lo que determina que la fauna quede librada a la caza – tenemos datos al respecto- por parte de quienes entran sin problemas a este predio que se halla desprovisto de todo resguardo.

Cada vez que recorremos el Caraguatá no deja de asombrarnos su rica biodiversidad. Contiene un esplendor botánico que conjuga una muestra de especies propias de muy distintos ambientes de nuestra zona (fotos 2, 3 y 4). En cuanto a fauna, tan solo en una visita de unas 3 horas al lugar, pudimos registrar la presencia de 72 diferentes especies de aves (http://ebird.org/ebird/argentina/view/checklist?subID=S26949139) (fotos 5, 6, 7, 8 y 9), del poco conocido y muy llamativo sapito de panza roja (foto 10), de incontables y muy variados artrópodos (fotos 11, 12, 13, 14 y 15), mientras que hallamos rastros de otros mamíferos como el aguará popé (foto 16), tapetí (foto 17), zorros (foto 18) y carpinchos (foto 19). Si, aunque usted no lo crea, también se ven carpinchos. Quizá este gran roedor querrá señalarnos con su presencia que, cíclicamente, el agua se vuelve el factor dominante en este ambiente. ¿Se pensó en esto a la hora de planear la construcción de viviendas en tal sitio? ¿Por qué gastar grandes recursos del estado en edificar barrios sobre terrenos que se anegarán, causando los daños consiguientes y demandando entonces la urgencia de brindar ayuda a los pobladores afectados por las inundaciones?

Creemos que el mejor destino para el Caraguatá será resguardar el lugar como una Reserva Urbana, que de hecho lo es, para que se convierta en una muestra de la enorme diversidad del Chaco que podrían apreciar y disfrutar tanto los habitantes locales (que también se enorgullecerían de tenerla y mostrarla), como los turistas a los que siempre se sueña con atraer, además de las ventajas para Resistencia de contar con un pequeño baluarte para la morigeración de las contingencias del calentamiento global. Pese a la importancia que le asignamos, le decimos pequeño al Caraguatá, a sabiendas de la enorme cantidad de verde -así como de cursos y espejos de agua y toda la vida asociada- que necesitamos imperiosamente, y con plena conciencia de la magnitud extrema de cuanto ya hemos perdido y continuamos viendo desvanecerse día tras día.