domingo, 20 de marzo de 2016

En el día Forestal Mundial comenzamos el otoño




Clara Riveros Sosa

Comienzo del Otoño y Día del Sol

Comienzo del otoño en el hemisferio sur. Mientras tanto, en el hemisferio norte se celebra el Día del Sol, porque allá comienzan la primavera, un tiempo más amable y las cosechas.

El Sol fue desde los principios de la historia divinizado, venerado y celebrado con fiestas al considerarlo origen y fuente de toda vida. En nuestra zona, el Sol es abundante y nos hornea durante largos veranos, al extremo de que ­más allá de cuánto lo reconocemos­ nos alegramos con la llegada de este día que, en este lugar del planeta, y al menos formalmente, anuncia temperaturas más moderadas. De todos modos, en todas partes del mundo, pero particularmente aquí, donde es mínimo el aprovechamiento de la generosa energía renovable que provee nuestra estrella central, insistamos con empeño –en este día y en todos los días­ para que se implementen políticas decididas que reviertan ese enorme desperdicio. El aprovechamiento de esta fuente limpia posee la ventaja sustancial de reducir tanto las emisiones contaminantes como las actividades predatorias que conllevan la prospección, extracción, transporte, almacenamiento y utilización de combustibles fósiles.


Día Forestal Mundial

En 1971 los países integrantes de la FAO resolvieron instaurar esta jornada, 21 de marzo, como Día Forestal Mundial remarcando su carácter global y unificador.

La vida entera del planeta se sostiene gracias a la existencia de los bosques y se benefician con ello aun quienes viven a miles de kilómetros y quizás nunca los vieron. Son de importancia decisiva para todos los aspectos de la vida de los pueblos que habitan en su interior y en su perímetro: dependen íntegramente de ellos. De manera directa o indirecta los bosques nos aportan a todos incontables bienes y servicios de todo tipo, a la vez que, junto con los mares, secuestran el dióxido de carbono de la atmósfera, lo absorben y retienen, mientras que contribuyen a la seguridad y soberanía alimentarias, a la protección de la biodiversidad y de los suelos y a la permanencia de las fuentes de agua y a su pureza, así como a la conservación de conocimientos y formas de vida tradicionales.

A plazos más o menos cortos, no habrá desarrollo posible allí donde se arrasan las masas boscosas nativas, absolutamente irreemplazables y de las cuales las plantaciones forestales de propósito industrial sólo son un remedo que no cumple ni remotamente las mismas funciones y que, además, se plantan con fecha de vencimiento preestablecida.

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